Por Carlos García Moreno
Alrededor
de 10 años han pasado desde que el director Peter Jackson realizó la trilogía de El Señor de Los Anillos (2001, 2002, 2003) entregando un filme por libro,
mismos que rondan entre 500 páginas cada uno aproximadamente. Caso contrario está
sucediendo ahora con la adaptación de El
Hobbit, la cual, fue prevista para ser divida en tres lanzamientos por año,
siendo provenientes de una sola obra cercana a 400 páginas.
Probablemente,
puede que para todos los seguidores de la obra escrita por J. R. R. Tolkien les parezca que el realizador está acertando en sus entregas de El Hobbit, ya que éste ha estado presentando,
salvo en algunos puntos, prácticamente un reflejo exacto del libro. Sin embargo,
como bien se sabe, el cine y la literatura son idiomas totalmente distintos,
puesto que no se puede trasladar todo lo que se lee a una versión audiovisual.
Primeramente,
hemos de mencionar que las entregas de El
Hobbit pecan fuertemente en cuestiones de adaptación (no de fidelidad). Me
explico, si hay algo que podemos diferenciar en la nueva entrega conforme a la
anterior es el acortamiento de escenas demasiado pausadas con planteamiento de relleno.
Esto no es motivo para decir que Un Viaje
Inesperado (2012) fue una adaptación mal hecha, pues un trabajo de Peter Jackson nunca lo es, sino que el problema
recae en su traslación hacia el terreno del cine respecto de la novela. Es
decir, una cosa es que se haga una historia dividida en tres películas con
duración promedio para que se vayan desarrollando los temas, y otra, es que se
realice una larga y tediosa entrega para reservarse lo mejor para sus próximas secuelas,
y por supuesto, hacer más dinero. ¿Acaso no les parece excesivo hacer tres
filmes de la novela más corta del universo de Tolkien?
Es
con La Desolación de Smaug, la
segunda parte de la obra literaria El
Hobbit, que finalmente se corrigen
aquellos errores vistos en Un Viaje
Inesperado: mostrar una trama extremadamente lenta como consecuencia de
posteriores proyectos.
Iniciando
con un cameo del mismísimo Peter Jackson,
las aventuras de Bilbo y los 13 enanos liderados por Thorin continúan su camino
en la Tierra Media hacia la Montaña Solitaria para recuperar el reino enano de
Erebor. Mientras tanto, Gandalf se separa del grupo para prevenir que otro
peligro inminente se aproxime a futuro (atención a todas las referencias incluidas
de El Señor de Los Anillos).
A
grandes rasgos, La Desolación de Smaug
consigue ser una película mejor lograda que Un
Viaje Inesperado (2012) teniendo un guion con mayor dinamismo y dirección.
Esto debido a que la anterior sólo apostó por ser una muestra introductoria,
mientras que la nueva viene a ocupar de lleno el desarrollo de la historia, por
lo que la vuelve más llamativa e interesante para el espectador.
Como
es de costumbre dentro de la filmografía de Peter Jackson, la producción está bien cuidada: la música del compositor Howard Shore de nueva cuenta funciona eficazmente, y la fotografía se
adecua correctamente con la tecnología 3D High Frame Rate de 48 Cuadros x
Segundo, lo que nos permite observar perfectamente su ejecución visual tanto de
los personajes, diseño y estética gráfica, así como también los exóticos
escenarios de la Tierra Media filmados en los paisajes de Nueva Zelanda. Sin
embargo, tanta claridad de la imagen provoca que en algunas secuencias de la
película, el CGI (Imágenes Generadas por Computadora) sea algo notorio.
En
cuanto a las actuaciones, Martin Freeman
demuestra captar con mayor profundidad la esencia de Bilbo, esto sin dejar de
lado a sus compañeros de reparto Ian McKellen,
Orlando Bloom, Luke Evans y el carismático grupo de enanos, los cuales, desempeñan
un rol aún más importante de lo que fue la primera parte, convirtiéndolos en
personajes con mayor humanidad. Además, cabe mencionar la impresionante interpretación
de Benedict Cumberbatch, cuyo
talento histriónico ha demostrado apoderarse de los papeles que asume: desde su
lanzamiento a la fama como Sherlock Holmes en la serie Sherlock (2010-????), hasta dar vida a la imponente voz del Dragón
Smaug, pasando por el némesis Khan en Star Trek Into Darkness (2013) y el fundador de WikiLeaks, Julian Assange, en El Quinto Poder (2013).
Por
otro lado, la segunda parte de El Hobbit
no logra salir intacta de fallas, pues como se mencionó anteriormente, existe
un problema de adaptación a la pantalla grande que genera en el guion un
planteamiento pausado a mitad del filme, en menor medida a comparación con su
predecesora. Asimismo, es perceptible un forzado interés amoroso entre los
personajes Kili (Aidan Turner) y
Tauriel (Evangeline Lilly).
Al final, La Desolación de Smaug consigue
complacer tanto a seguidores de la obra de Tolkien
tanto al público en general, demostrando que las aventuras de El Hobbit también pueden posicionarse a
la altura de El Señor de Los Anillos
y lograr una presencia independiente mediante temas como la amistad, el valor, la guerra, el poder y la muerte…
________________________________________
Título original: The Hobbit: The
Desolation of Smaug
Director: Peter Jackson
Actores: Martin Freeman, Ian
McKellen, Benedict Cumberbatch, Orlando Bloom
Guion: Peter Jackson,
Fran Walsh, Guillermo del Toro, J.R.R. Tolkien
Fotografía: Andrew Lesnie
Música: Howard Shore
Género: Aventura, Drama, Fantasía
Año: 2013
|
Comentarios[ 0 ]
Publicar un comentario